EL TODO ABIERTO Lic. Roberto Torres

3° ENTREGA INTRODUCTORIA A COMO PIENSAN LOS BOSQUES de Eduardo Kohn
Venimos trabajando la diferencia de los signos (icónico e indexical) respecto a las palabra (simbólico) y su vinculación con el lenguaje.
La palabra está anclada en una estructura de relaciones gramaticales y sintácticas en una totalidad de palabras interrelacionadas dependiente de los contextos sociales en que se encuentra
Tsupu (puerco cayendo al agua) que utiliza la comunidad, no es una palabra, es un signo icónico, sin conexión con una red de palabras estructuradas, un parásito externo al lenguaje, pero que está por algo y para alguien, comunica una situación.
La comunidad no se referencia solo en el orden simbólico del lenguaje que para nosotros es el modelo de todo el conjunto de signos, para ellos hay otras formas de comunicación que comparten con los vivientes-no-humanos, por esta razón se conectan con la selva, los animales, los espíritus, que responden a otro orden imaginario de signos.
El humano no es el único que interpreta signos, que representa el mundo, hay significación que es no humana, la palmera derrumbándose es para la mona, no solo algo icónico de una imagen símil al objeto, sino índice de algo más, de un peligro potencial, un futuro que se presentifica, algo que lo afecta, un signo indexical, que da información sobre un futuro ausente, establece una conexión entre lo que ocurre (presente) y lo que podría ocurrir (futuro)
Así estamos en un continuo de procesos relacionales entre íconos (sonido) índices (eventos) y símbolos (palabras) forman una cadena semiótica viva, donde todos los seres vivientes (humanos y no humanos) son interpretantes que los orientan y comunican en las situaciones que viven
Cada ser viviente es un interpretante, un sí mismo, producto de la semiosis viviente del mundo en que está situado, en una ecología de seres dispares y emergentes, comunicaciones trans-especies, por lo tanto, toda semiosis tiene lugar en mentes-en-el-mundo.
En este complejo semiótico viviente la “ausencia constitutiva” es fundamental porque un objeto, un signo, representa tanto lo que es como lo que no es, significan tanto por la presencia como por su ausencia, así el futuro ausente afecta el presente, como una modalidad causal de algo potencialmente posible.
En este contexto de análisis el autor plantea la necesidad de “provincializar el lenguaje”, sacarlo de la abstracción universalizable de lo simbólico, para plantear una teoría y visión que respete los contextos situados y se focaliza en una antropología más allá de lo humano.
El punto es que lo simbólico estructura y coloniza los contextos con su impronta lingüísticos, sociales, culturales e históricos como lo percibimos actualmente, pero no solo porque el mundo viviente excede, desborda lo simbólico, sino porque este simbólico está circunscrito y anidado en un campo semiótico más amplio
Debemos salir de la tendencia a fusionar la representación (semiosis de lo vivo) al lenguaje (simbólico, convencional, arbitrario, estructural, sistémico, convencional, generalizable), porque la representación no es exclusivamente humana, es propio de todo viviente.
Debemos evitar entrar en las divisiones que separan lo humano de lo no humano, superar este dualismo y de este modo poder descolonizar el pensamiento enraizado en el lenguaje, jerarquizado en su práctica, para lo cual debemos entender el estatuto de la representación en su diversidad, no hegemonizada por las categorías imperantes.
No somos los únicos que construimos futuro a partir de representarnos el presente, ocurre en todo el universo de lo viviente, que utiliza la representación, tienen intenciones y futuriza su estar-en-el-mundo, por lo tanto, dice el Kohn, hay “agentividad” en el mundo viviente que se extiende más allá de lo humano.
Por todo esto hay que “des-familiarizar el signo arbitrario” y la naturalización del uso hegemónico del lenguaje simbólico, si bien solo el humano se comunica con símbolos y los seres vivientes se comunican con signos, el hombre depende del mundo sígnico en su conjunto, porque descansa en lo icónico e indexical, que le dan un soporte para que anide lo simbólico y florezca lo humano en su potencialidad.

2 comentarios

  1. Indudablemente la reflexión estremece, a medida que se va leyendo, los procesos de subjetivación, de formación del pensamiento y el deseo, porque el lenguaje es un dispositivo anclado en la manera de sentir y pensar, los símbolos son parte constituyente de la manera como en el mundo empezamos a establecer una relación con los seres humanos y con la tierra y la biodiversidad. El supuesto incidente es la noción de ser los seres inteligentes del planeta tierra.

    1. Hola Pablo, es así, me gustó lo de estremece, es un libro muy movilizador, apuesta ontológica que abre todo una dimensión para explorar-experimentar. Saludos cordiales

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