EL SUEÑO DE LOS LOBOS Y LA MÁQUINA INTERPRETATIVA PSICOANALÍTICA

En esta meseta Deleuze y Guattari comienzan analizando la relación clínica de Freud (con sus interpretaciones reduccionistas) con el caso del Hombre de los lobos (con sus producciones a-significatnes, representaciones topológicas etc)-

Plantean la diferencia entre neurosis y psicosis. El esquizofrénico, establece relaciones ¿entre multiplicidades?, tiene otra percepción de la realidad no capturada por la semiótica y la sintaxis del lenguaje, abriendo composiciones divergentes, lo toman como modelo, no desde lo psicopatológico, sino de los flujos del esquizo liberado, emancipado. Este devenir fluido, rizomático, se le dificulta al neurótico entrampado en el orden representativo con sus conexiones simbólicas estructuradas.

Consideran al psicoanálisis como una máquina de interpretación de elementos molares papá-mamá-niño-falo, procedimiento reduccionista de la producción subjetiva a la que estructura a partir del complejo de Edipo, como referencia fundamental desde donde se analiza las determinaciones sintomáticas a partir de la identidad sujeto-objeto. Todo se reduce al imperio del uno, de la dictadura del significante con sus relaciones estructurales que intentan englobar y limitar las multiplicidades en su lógica representativa.

Retoman el concepto de Cuerpo sin órgano (CsO), como cuerpo lleno, vivo, no es un cuerpo vacío, tiene órganos, los órganos no son el problema, sino la organización, que determina los órganos (CsO), cuerpo sin órganos poblado por multiplicidades moleculares, el desierto está poblado.

Los autores se embarcan (como lo hicieron en Rizoma) a analizar las multiplicidades de elementos diversos, en relaciones de intensidad, enjambre molecular, de distancias variables, indivisibles, elementos y relaciones intensivas que al modificar los umbrales cambian la naturaleza de los mismos.

Multiplicidad es un concepto central en su producción teórica, son líneas de fuga desterritorializadas de los estratos molares, partículas intensivas como componentes de las multiplicidades moleculares.

La multiplicidad como sustantivo y no como cualidad predicativa, distinguen 1) multiplicidades arborescentes, extensivas, divisibles molares, por su propia constitución unaria que permite las divisiones binarias de 2) multiplicidades libidinales, inconscientes, moleculares, intensivas de partículas, con sus intensidades diferenciales, no divisibles. Diferencias de las multiplicidades que Caneti las divide entre 1) masa, organizada, jerárquica que bloquean, segmentan las multiplicidades, ligada a la posición paranoica y 2) manada, más dispersa, de distancias variables, no totalizantes ni de jerarquías fijas, donde los miembros circulan por los bordes, solitario, pero en grupo, vinculado con la esquizofrenia,

Pero no hay que caer en los dualismos, solo hay multiplicidades de multiplicidades que componen agenciamientos entre ambas, es decir, no hay dos multiplicidades o máquinas sino un solo y mismo agenciamiento maquínico. Así lo preconsciente no solo compuesto de multiplicidades molares y lo inconsciente moleculares sino que lo inconsciente es un agenciamiento de las dos, donde la libido inviste todo.

Respecto a los enunciados estos no son individuales sino agenciamientos colectivos de enunciación, agenciamientos maquínicos productores de enunciados, lo que muestra que lo que pensamos, articulamos conceptualmente no tiene una fuente única, individual sino que somos pensados por el Otro social. Nuestro pensamiento está impregnado del tejido socio-político-cultural en el que estamos inmersos, somos sujetos poblados por más que el sistema quiera gestionar nuestras conductas y significaciones para que nos signifiquemos como entes individuales, mónadas separadas que solo deben obedecer dogmáticamente a las normas y discursos de los poderes instituidos.

Los autores tomas para esta meseta el caso del Hombre de los lobos y particularmente del sueño para cuestionar la maquinaria interpretativa psicoanalítica. Freud ve en este paciente que lo consulta no solo una neurosis adulta marcada por síntomas depresivos, obsesivos y parálisis intestinales, sino que ha padecido una neurosis en su infancia con síntomas de zoofobia, trastornos religiosos, reacciones sádicas etc. En el transcurso del tratamiento surge que al año y seis meses percibe el coito de los padres a tergo, que a los 4 años le muestran la estampa de un lobo parado, algunas escenas con la chaca etc. Luego aparece el sueño de los lobos, donde relata que en el sueño esta acostado y a través de la ventana que estaba abierta ve el árbol donde están 6 o 7 lobos blancos apoyados en la rama del árbol mirándolo fijo, le genera angustia y se despierta sobresaltado, lo que para Freud significa un indicio de que ahí había algo más y significado oculto. De ahí empieza a realizar una serie de interpretaciones como por ejemplo que este mirar fijo de los lobos en realidad es una inversión donde él era realmente en que miraba fijo el coito de los padres, o que la distorsión de las colas largas de los lobos representaba el falo y la castración, a partir de un relato del abuelo en su infancia, o que el lobo representaba al padre ligado al complejo de Edipo y agente de castración, o la percepción del coito paterno como causa de la fijación del deseo a ver mujeres agachadas como la chaca limpiando.

En esta presentación ven como Freud analiza el caso a partir del nudo central del Complejo de Edipo, la castración, la figura castradora de la función paterna, el Otro materno como deseo prohibido y el falo como cuarto elemento interactuante. Perciben una reducción estructuralista y que Freud no aprovecha otras líneas de análisis de la propia producción del paciente que abre otros recorridos, producciones, diversas que le hubieran podido servir a Freud y al psicoanálisis para ver la práctica clínica desde otro lugar.

La seguimos …..

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